jueves, 23 de agosto de 2007

Restaurando la Leyenda parte II

Desarme de la planta motriz, parte II.

Una vez que descubrí definitivamente que el motor se había trancado, no tuve mas remedio que llamar a mis amigos mecánicos (Ávila y Pascual) a que me ayudaran a bajar ese motor del chasis, de verdad les digo que esa máquina pesa mas que el Titanic, luego  montamos el motor en mi auto y posteriormente lo llevamos al quirófano, donde mis panas procedieron a intervenirlo de urgencias.


El procedimiento de apertura del motor fue efectuado inicialmente por mi amigo Ávila, yo le acompañe a su lado cual asistente de cirujano, pero la verdad es que era mi curiosidad, (hasta el punto de estorbar), la que me motivaba a ver paso a paso por encima de sus hombros,  como se iban adentrando entre el amasijo de cables, piezitas de metal de todos los tamaños, tuercas, tornillos, arandelas, empacaduras y fluidos lubricantes, entre otros.


Voilà!!! llegamos al punto que todos estuvimos esperando, una vez desmontada la cámara, pudimos observa el interior de los cilindros, en ese preciso momento sentí y rememoré el momento de asombro de Sir. Howard Carter cuando introdució por un agujero practicado a la antecámara de la tumba de Tuntakamón, una lámpara de aceite de débil y amarillenta luz, observando por primera vez los tesoros que ahí descansaban después de varios siglos bajo las arenas, me dije lo mismo que dijo él,
"Veo cosas maravillosas" .

Pues en frente de mi tenía los cuatro cilindros y en el cilindro IV, si mi memoria no me hace una jugarreta, se podía ver con claridad el mal causado por el agua mas mi desidia, el mismo estaba completamente atascado entre el óxido que se formó en sus paredes y los bordes del pistón, también habían restos de las mezclas alquimistas de mis intentos de despegar el motor. La tarea de despegar los cilindros no fue algo muy sencillo que digamos, fue menester usar el martillo de goma y el uso de la palanca hasta que logramos sacar los mismos, una vez afuera, quedaron bellamente expuestas las bielas con los pistones y sus respectivos anillos a la luz.


No se pierdan el próximo capítulo de la saga, Catia no queda tan lejos en moto.